3.- La mecha

Junker apretando
Bárcenas no dejaba en paz al presidente pero Mariano también se veía aquellos días a los pies de sus propios caballos. Hasta el lelo de Barroso se permitía dar órdenes al Gobierno de Rajoy. A principios de marzo, el Gobierno hubo de reconocer que no cumpliría las previsiones de déficit y que necesitaba más pasta. Mucha más pasta. La prensa amiga dijo que se había plantado ante Merkel, la enemiga que se había rendido, pero lo que pasaba era que ya no había manera de esconder el chorreo. El objetivo de déficit se iba del 4,4 al 5,8 %, y era solo el principio, que acabaría el año en el 10,6 %. Poco después Guindos anunciaba la destrucción de 630.000 empleos, que serían 850.000. 

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