9.- El arte de la guerra

La parsimonia de Mariano empezaba a pudrir la paciencia de muchos en la derecha nacional. Mariano parecía, otra vez, más que nunca, Maricomplejines. Entre la gente de orden volvía a calar que Maricomplejines, en efecto, no tenía lo que hay que tener, esa solidez verbal y gestual que debe acompañar a unos buenos principios morales y que deberían haber zanjado hacía tiempo la hemorragia de Bárcenas y toda aquella mierda.