40.- EPÍLOGO. El Funcionariato

Mariano Rajoy y sus secuaces en el Gobierno están dispuestos a cometer las mayores trapacerías y a arrastrar al país por el fango con tal de mantenerse en el poder y dejar las cosas como estaban y jamás reconocerán el daño que causan porque en el fondo, lo que Mariano y los suyos defienden es su tradicional modo de vida. 
El Partido Popular puede ser una sociedad para delinquir, pero como la Camorra solo retuerce un poco unos valores sociales ampliamente aceptados por la sociedad española en la que se incrusta como un cáncer. De defender la familia a instituir el nepotismo hay un camino de sutilezas. Entre la tolerancia y la permisividad tan solo hay puntos de vista; de la amistad al amiguismo hay apenas un grado; de la liberalidad a la prevaricación, tres trajes; del compañerismo al corporativismo, un guiño; de la fidelidad al seguidismo, un paso; de la crítica a la traición, la más ligera duda. Lo que va del Partido Popular a una mafia es un pequeño desliz, una distancia que se recorre con suma facilidad. Como dijo Soraya: No sé, poco a poco te ves involucrada. 
¿Quién no querría vivir en esa confortable seguridad vitalicia en la que viven Rajoy y sus íntimos, sus familiares y amigos? ¿A quién le gusta que le vuelvan loco? ¿Quién no ha pedido un favor? ¿Y quien no agradece una ayudita? ¿Quién no se ha saltado alguna Ley? ¿Quién en este país puede presumir de cumplir esos miles y miles de folios de leyes, de decretos, de acuerdos y de buenas prácticas administrativas que cada día vomita este Funcionariato? 


Foto: aquí