Mariano,
con esa manera que tiene de ser, con esa inteligencia bovina que Dios
le ha dado, con ese interminable rumiar antes de decir ni mu y esa
mala manera final de soltar las cosas que luego piensas que sí, pues
que estaba mejor callado, no cayó nada bien a la Tante, ni antes ni
siendo presidente. Y quizá por eso, o por otras cosas también, pero
en cualquier caso ayudar ayudó, la tía Tante se buscó una favorita
en el Gobierno de España, que no fue otra que su pequeña Soraya.