Rajoy,
sin embargo, se empeñó en seguir todo el mes con aquella ficción y
cada mañana se le veía levantar las rodillas y hasta los codos,
como si en efecto corriese, pero caminando, a la vez que cargaba un
poco de hombros, clavando así ese aspecto de buey liberado de su
carga y que, hecho al paso de tiro de carreta y a caminar con
esfuerzo sobre mal camino, trota demasiado.
Foto: Aquí.