1.- Mariano en el lío

Uno, quizá, tiende a interpretar las cosas siempre por la tremenda, pero es que así de grande era la sonrisa que Rajoy puso al ver la cara de pasmo del finlandés. ¿Pero qué me cuenta este hombre?, debió de pensar Jirti, o Jyrti, o como se llamase el ministro aquel. Y Mariano, inflándose, ufano, pletórico mientras advertía la perplejidad del finés, soltaba aquello de: Me va a costar una huelga. Luego, a otro que pasaba por allí, le espetó: siempre es duro, pero ahora viene lo más duro. Mariano estaba en vena, crecido, orgulloso, feliz entre sus nuevos compañeros presidentes y presumiendo de las reformas que iba a hacer en su negociado, como ese vecino nuevo que se acaba de mudar y te cuenta: 
 -Fíjate, solo la reforma del baño me va a costar un riñón. ¡Pero bueno soy yo!

2.- Sin crédito

A finales de enero Rajoy regresaba de verse con Ángela Merkel en Berlín. Hasta allí había ido a pedir pasta a la tía rica del norte, pero Tante Merkel, madre putativa de la prima de riesgo, dijo que nein. ¿Pero las reformas no son para ahorrar? Pues hazlas y con lo que te ahorras vas pagando lo que debes; le vino a decir la Tante. Total, que vuelto a casa con una mano delante y otra detrás Mariano se encerró en Moncloa a rumiar sus penas.

3.- La mecha

Junker apretando
Bárcenas no dejaba en paz al presidente pero Mariano también se veía aquellos días a los pies de sus propios caballos. Hasta el lelo de Barroso se permitía dar órdenes al Gobierno de Rajoy. A principios de marzo, el Gobierno hubo de reconocer que no cumpliría las previsiones de déficit y que necesitaba más pasta. Mucha más pasta. La prensa amiga dijo que se había plantado ante Merkel, la enemiga que se había rendido, pero lo que pasaba era que ya no había manera de esconder el chorreo. El objetivo de déficit se iba del 4,4 al 5,8 %, y era solo el principio, que acabaría el año en el 10,6 %. Poco después Guindos anunciaba la destrucción de 630.000 empleos, que serían 850.000. 

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4.- La voladura

Mariano Rajoy no abrió la boca hasta el día siguiente. Fue el sábado diecinueve, de mañana. Y de pasada. Una periodista lo pilló en la escalera del gallego, él quieto parado, la escalera subiendo. Y la periodista fue y se lo preguntó sin más, a bocajarro:
- Señor Rajoy ¿Hubo sobresueldos en el Partido Popular?
Mariano asintió con la cabeza y lo dijo:

- ¡Sí, hombre!

5.- Hombre rico, hombre pobre.

¿Quién engañó a quién? Sí, en Génova se cruzaron un hombre bueno y un hombre malo, pero también un hombre rico y un hombre pobre, Mariano y Luis. Los dos mintieron por igual, los dos son culpables. Pero uno era presidente de Gobierno y tenía un inmenso poder, una implacable maquinaria política a su servicio y un ejército mediático dispuesto a todo para que el hombre pobre cargara con las culpas del rico. El otro, que vivía de las migas que caían de la mesa del rico, bajo su sola protección, fue abandonado por todos y por todos menospreciado, hasta acabar en la cárcel, apaleado y confundido. Ésta es la historia. 

6.- Los deudos

El penúltimo en entrar en liza fue Feijoo, Alberto Núñez. Aquello era demasiado. Ya venían hasta de provincias. El primo paleto. ¡Otro gallego! Alejado de las intrigas de la Corte, caballero revalidado en urnas en medio del chaparrón de la crisis, Feijoo venía montado el caballo blanco de Santiago, reluciente, triunfante, limpio de polvo y paja, con la gallardía de los Guapos en sazón. Pero se dio demasiada prisa.

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7.- Entorno de Bárcenas

Entorno de Bárcenas desapareció de escena el día que Bárcenas entró en prisión. Lo último que dijo fue: entre el inerte Rajoy y el listillo Gallardón lo han jodido todo; todo lo que pase a partir de hoy en el PP es el resultado del miedo y la ineptitud del núcleo dirigente de Génova. Fue la primera vez que se le oyó un reproche a Rajoy, pero incluso en esa ocasión, culpándolo, lo disculpaba. 

8.- El final de los hombres buenos

Álvaro Lapuerta y su ex-abogado Javier Iglesias Redondo
Pero vamos a ver, no, no, no, ¿cómo que no importa? Aunque sólo sea por alusiones, por interés histórico, por higiene mental, ¿a cuento de qué metió un correo oficioso del ministerio del Interior a Mario Conde y a Adolfo Suárez en el mismo saco que Luis Bárcenas? 

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9.- El arte de la guerra

La parsimonia de Mariano empezaba a pudrir la paciencia de muchos en la derecha nacional. Mariano parecía, otra vez, más que nunca, Maricomplejines. Entre la gente de orden volvía a calar que Maricomplejines, en efecto, no tenía lo que hay que tener, esa solidez verbal y gestual que debe acompañar a unos buenos principios morales y que deberían haber zanjado hacía tiempo la hemorragia de Bárcenas y toda aquella mierda. 

10.- Los avales

Mariano rendía cuentas a los señores de la pasta, a los que importan, a los que le preocupaban a él, al Gobierno y a la Casta. Rajoy necesitaba renovar sus avales y aquel día los ratificó. A cambio Mariano les dio lo de siempre, es decir, estabilidad, la garantía de que todo seguiría igual, la seguridad de que ellos y sus negocios seguirían siendo los más competitivos del país, los más lucrativos, los más provechosos.
Pues eso, lo que se dice negocios sin competencia. 

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11.- María Dolores de frente, Mariano de plasma, Soraya de perfil

Otra víctima del encierro de esta mañana fue Cospedal. Bueno, la memoria de Cospedal, que estaba en los cielos de la Cámara, es decir, en las balconadas. Cuando se oyó mentar en el discurso de Rubalcaba, a la santa le dio un patatús. Uno que tenía a la derecha le miraba de reojillo, como se mira al mal fario. A su izquierda estaba Rita Barberá, otra santa. 


12.- Agosto y Resurrección

Rajoy, sin embargo, se empeñó en seguir todo el mes con aquella ficción y cada mañana se le veía levantar las rodillas y hasta los codos, como si en efecto corriese, pero caminando, a la vez que cargaba un poco de hombros, clavando así ese aspecto de buey liberado de su carga y que, hecho al paso de tiro de carreta y a caminar con esfuerzo sobre mal camino, trota demasiado.

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13.- Macromariano

Rajoy se presentó el día treinta y uno en la fortaleza medieval de Soutomaior con el PP gallego a sus pies. Dijo que estaba allí para sacar adelante la economía y que nada ni nadie lo iba a distraer. Tras pasar sus vacaciones en semisoledad, un Presunto purificado regresaba de los infiernos de Bárcenas con una misión, dirigir la economía española de vuelta a la recuperación. Este era el destino manifiesto de Mariano, que ya no atendía a nada más. Rajoy se había polarizado y solo vibraba en la dimensión macroeconómica. Mariano Rajoy ya solo atendía a la prima de riesgo, a la balanza de pagos, a la tasa de PIB. Mariano era ahora Macromariano.

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14.- Primera cita

Para hacer carrera en la Administración española Villar contaba con dos reconocidos talentos, dos condiciones cruciales que lo hacían indispensable a Mariano; la primera era que F. Villar era de la pandilla de Rajoy de Pontevedra, de su clan más íntimo. Gracias a eso mereció ser secretario de Estado de lo que se terciase, y cuando vinieron mal dadas, es decir, cuando el PP sufrió la infamia del 11-M, perdieron las elecciones, y lo que fue peor, el Gobierno, pues mereció un acta de diputado como desagravio; el segundo talento de Villar era su afición por los deportes, en concreto por el pádel y el ciclismo, un mérito singular por el que el Gobierno de España que presidía José María Aznar, gran aficionado al pádel, y vicepresidía Mariano Rajoy, gran aficionado al ciclismo, lo honró con la Real Orden al Mérito Deportivo en 2002, la más alta distinción que se otorga al deporte en España.
 
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15.- Soraya carnal

La entrevista de El Mundo fue un buen palo para Soraya. Hablando en plata, la pusieron de puta para arriba. Pio Moa, en su blog de Libertad Digital, la llamó chiquilicuatro de la política, dijo que su actitud era: prostibularia, que: estimulaba comportamientos tipo tiorrilla, y que: normalizaba conductas como la droga, la pederastia y el puterío en general.

Foto: El Mundo 

16.- La yunta del buey

Rajoy entre Díaz Grande, el del desparrame del Gaiás, y Louzán, siempre ojo avizor. 
Al presidente jamás se le ha visto sudando, esforzándose. Lo suyo han sido siempre los puros, ir a los toros, ver la Vuelta a España, el fútbol, el mantel, la siesta y la fiesta, una vida de vaguete bien. Mariano da el perfil de un perezoso español que recibe sobres por estar ahí, por haber aprobado una oposición de joven, por ser muy importante, porque sí, pero no por trabajar. Hasta no hace mucho se seguía diciendo que era común verlo de copas por Pontevedra, una leyenda que le sobrevivió muchos años a aquellos felices días en que Fraga le dijo: ¡Rajoy, usted váyase al Daniel Boone, que es donde tiene que estar! 

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17.- Adrenalina

Bueno, pues según Soraya, el Jefe le pidió colaborar en la redacción del programa electoral del PP para las generales, y como eso, claro, en los partidos no se lo dejan hacer a los de fuera, al menos por el momento, se sacó el carné, pues eso, para poder trabajar, para estar legal. Como quien se saca una licencia de manipulador de alimentos. 
- Oye, es que luego viene una inspección y nos la cargamos.
- ¡Sácatelo, mujer, si total no cuesta nada! 

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18.- Mariano es Rajoy

Romay Beccaría, Daniel Barata, Fraga, Rajoy y Cuiña en los felices días No Millor País do Mundo

En 1990, el año que Bárcenas abrió la cuenta en el Dredsner Bank, Mariano Rajoy pidió al Colegio de Registradores que arreglaran su situación en Santa Pola para que nunca nadie pudiera echarle nada en cara. Mariano era entonces diputado en el Congreso, vicepresidente del Partido Popular y titular del Registro de la Propiedad de Santa Pola. Su Colegio puso a Rajoy en Servicios Especiales y dio el registro a su viejo amigo Francisco Riquelme, de la misma promoción que Rajoy, a la sazón registrador en el partido vecino de Elche, ex-registrador en Lalín y compadre de Xosé Cuiña, que ese año dejaba la alcaldía de Lalín y la presidencia de la Diputación de Pontevedra, pues sí, la vieja Casa de Rajoy, y se pasaba a la Xunta de Galicia para acabar convirtiéndose en el delfín de Fraga y cabeza de los de la boina, sección galaica del PP enfrentada a los del birrete que encabezaría Romay Beccaría. Mariano y Romay acabarían dándole la patada a Cuiña en 2001 gracias al Prestige y poniendo en su lugar al Feijoo, que no hay mal que por bien no venga, mira. Una de las primeras cosas que hizo Feijoo desde su puesto de conselleiro de Obras Públicas fue dar su visto bueno a la total privatización de la Audasa, la autopista en la que Andrés Muntaner Pedrosa, amigo de juventud y caribes de Mariano Rajoy, lleva como consejero y director general toda la vida, a pesar de todos los cambios accionariales y de propiedad, la autopista que en 2003, recién desembarcado Feijoo en la Consellería, nombró comisarios a Luis Bárcenas y Jorge Trias para sindicar un préstamo de 180 millones de euros.

¡Hay que ver cómo se entrecruza la vida e intereses de esta gente!

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19.- El independiente

Fraga con Pio Cabanillas, mentor de Mariano Rajoy y ministro de Información durante el caso Reace
La cosa es que cuando Mariano Rajoy padre dice eso de las presiones, así, en general, es que le están preguntando por un caso concreto, el caso Reasa, el del aceite, el de Redondela, el de Nicolás Franco Bahamonde, el otro caso Matesa. Por no enredar, Reasa fue un grave escándalo económico y político del tardofranquismo complicado por un sorprendente reguero de cadáveres. Tras dos años de instrucción, el caso cayó en suertes a Mariano Rajoy padre que lo despachó con discreción, celeridad y un discutible pero práctico sentido de la justicia: cargando las culpas a los muertos. 
Los fiambres culposos fueron José María Romero González, el denunciante que destapó el caso y meses después se suicidó matando además a su mujer y su hija en su propio domicilio con la casa cerrada a cal y canto y las puertas y ventanas selladas con trapos, e Isidro Suárez Díaz-Morís, presidente del Consejo de Administración de Reace, que murió fatalmente envenenado mientras se duchaba, en la cárcel de Vigo, a eso de las diez de la noche, por culpa de unas aciagas emanaciones de CO2.
Sí, todo muy raro. 

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20.- Soraya del Pan y el Ladrillo

Soraya Sáenz de Santamaría defendiendo el terreno de su vida personal desde su puesto de portavoz del Consejo de Ministros con su subordinado, el ministro del Interior del Reino de España, de apoyo.
Allá, en Valladolid, no sabemos si ayudaba o no ayudaba a su padre con los ladrillos o a su madre en su trabajo, que en realidad tampoco nos dicen qué trabajo era ése, si fregaba escaleras, vendía enciclopedias a puerta fría, seguros, muebles, tenía un puesto en el mercado, un kiosko o reparaba máquinas de diálisis. Lo único que nos dice la prensa es que era trabajadora autónoma, sin más aclaraciones. Eso es lo que todos repiten. ¿Y por qué no sabemos más? ¿Por qué sabemos que el tío de Soraya era panadero y que Soraya repartía el pan en verano pero no sabemos que su madre era peluquera? ¿Por qué la prensa es tan superficial y caprichosa?
En abril de 2013, siendo ya vicepresidenta de Gobierno, ministra de Presidencia y portavoz del Gobierno, Soraya aprovechó la rueda de prensa del Consejo de Ministros para defender: el terreno de mi vida personal y de mi familia. El mayúsculo enfado de Soraya venía del escrache que unos días atrás le hicieron los del PAH frente a su casa de Fuente del Berro, en Madrid. El marido de Soraya presentó de inmediato una denuncia ante el juzgado, como cualquier particular, pero Soraya además elevó su privacidad familiar a cuestión de Estado. 

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21.- El tran-tran

Hablando de los políticos en general y de Mariano en particular, Soraya dijo en una ocasión que tiene en tan alta estima el sentido del humor porque: refleja sobre todo, la inteligencia, que, al final, es lo único que tiene tirón. Más sugerente que los que van tran-tran, dijo.
El caso es que con lo de tran-tran Soraya se refería a la jodienda, o sea, al coito. Que también es una curiosa manera de llamarlo, tran-tran. Uno, después de haberle dado vueltas a este tran-tran, que le suena a un viejo telar de palo, ha llegado a la conclusión de que es el ruido del cabecero golpeando con la pared y se imagina que es así como lo llamaban en Berlanga de Duero, Soria. Uno supone que si vas por la calle en Berlanga una noche de verano todavía puedes oír los grillos del campo y el tran-tran de las casas.
 

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22.- Mariano en corto

Mariano tiene muy buena opinión de sí mismo. Eso de la cena con todos y cada uno de los españoles viene de una cosa que le pasó y que contó en sus desmemorias. Como experiencia vital, la historia es bien poca cosa, y como anécdota pues tampoco es que sea la monda, pero sí es reveladora la importancia que quiso darle Rajoy. 
El asunto fue que, en medio de una campaña, vete tú a saber por qué, una señora de Antequera o por ahí le invitó a cenar y Rajoy aceptó y fue. Y dijo Rajoy que la buena señora se quedó sorprendida al ver que Mariano es como es, que en realidad Mariano tampoco lo aclara, cómo es él, aunque da a entender que normal a la par que encantador. Mariano reflexionaba entonces con el comentario de la señora y se preguntaba: ¿Y cómo esperaba la señora que fuese? 
Y lo deja ahí
¡Pues esperaba que fueras idiota, Mariano, que es lo que parece cuando sales por la tele! Porque eso es lo que piensa la gente.


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23.- Soraya reformista

Con su topo en Vicepresidencia, Montoro quedó satisfecho y Soraya pudo seguir con sus planes de reformas previstas en el CORA, la Comisión para la Reforma de la Administración, uséase, la Madre de Todos los Tinglados Reformistas. Y ya con el organigrama reformado, Soraya se puso a ello, a la Reforma con Mayúsculas. ¿Cómo? Pues creando una nueva Subsecretaría de Estado para Angelina: la Oficina para la Ejecución de la Reforma de la Administración; no una simple Oficina para la Reforma, sino toda una Oficina para la Ejecución de la Reforma.
Dicho y hecho.

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24.- Retrato de pareja

Mariano tenía a Soraya a su lado, pero para él no era más que eso, una compañera de pupitre. ¿Por qué la eligió Mariano entonces? Pues eso, porque no falla. Soraya estaba ahí para hacer los deberes de Mariano.
Uno no espera de Mariano que, siendo como es, le suelte alguna vez a Soraya aquello de te quiero un huevo amiguita del alma, pero hasta Mariano, siendo como es, sabía y podía decir algo más de Soraya en sus desmemorias. Pero no lo hizo. Y si no lo hizo es porque no quiso. 

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25.- La tía Tante

Mariano, con esa manera que tiene de ser, con esa inteligencia bovina que Dios le ha dado, con ese interminable rumiar antes de decir ni mu y esa mala manera final de soltar las cosas que luego piensas que sí, pues que estaba mejor callado, no cayó nada bien a la Tante, ni antes ni siendo presidente. Y quizá por eso, o por otras cosas también, pero en cualquier caso ayudar ayudó, la tía Tante se buscó una favorita en el Gobierno de España, que no fue otra que su pequeña Soraya.

26. Siguiendo la corriente


María Soraya me quiere gobernar,
y yo le sigo, le sigo la corriente,
porque no quiero que diga la gente
que María Soraya me quiere gobernar. 

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27.- La Otra

Uno cree que Cospedal, mujer con ambición y disciplina para vivir al límite, está justamente ahí, en el límite. Brillante triunfadora, lista, moderna, guapa, Cospedal lo quiere todo: veranear en Guadalmina/Mabella, cortar el bacalao en Génova, estar con la familia, lucir tipazo, tener "de" en el apellido o ser María Dolores a secas según la ocasión, ser de todos y no ser de nadie, tener vida privada y mando en plaza, ir a la moda, ser moderna, marido rico, poder, amor y lujo. Cospedal es un personaje de Dinastía

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28.- El genoma Sorayo

La cuestión es importante porque lo de los Sorayos induce a error, un error intencionado que es hacer pensar que los Sorayos son los hijos políticos, putativos o adoptivos de Soraya, pero sólo de ella. Poniéndole el apellido de la madre, Losantos, que es persona astuta y orador sibilino, sembraba dudas sobre la honradez de la madre y la hombría del padre. Vamos, que estaba en el discurso de siempre, habitual suyo, de aquello de Soraya loca y borracha y Mariano Maricomplejines y Trotona. Pero no. Todo lo contrario. Los Sorayos son todos hijos legítimos del trato consagrado de Rajoy y Sáenz de Santamaría, de su maridaje político. 

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29.- La Vieja Guardia

A diferencia de la victoria de Aznar en 1990, la de Rajoy en 2008 fue una victoria sin perdedores oficiales, sin muertos; una victoria a medias, muy del estilo de Mariano. Para cerrar el Congreso, Rajoy anunció: la continuidad en el discurso y la renovación en los equipos. Fue un quiero y no puedo. Continuidad y renovación. No hubo ni una cosa ni la otra. ¿Cómo podría? Rajoy mismo era la vieja guardia, más vieja guardia que nadie en realidad. Ni la Esperanza, ni el Peluche Oreja, ni Pijus Magníficus Rato, ni el Engolado Trillo, ni el Picha Arenas, ni siquiera Gallardón, el Repelente Niño Vicente del PP, por mucho que su papá fuera socio-fundador y él el más precoz secretario-general, pueden presumir de ser más vieja guardia que Rajoy. 

30.- El Ausente

Ana Botella, mujer-mujer, mujer sin más atributos y sin interés fuera de lo etnográfico-folclórico, plantea sin embargo una relevante duda política. ¿Por qué está ahí? ¿Qué pinta ella en todo esto? ¿Cuál es su papel en el PP? Ésta es, en definitiva, la incógnita política que nos dejó Aznar: que José Mari metido a entrepreneur mondial se haya dejado a la parienta en casa como una Penélope castiza, haciendo y rehaciendo entuertos día y noche. Y la verdad, nadie hasta el momento lo ha aclarado, pero a todos les ronda: ¿Le estorbaba la Botella a José María en su nueva vida y por eso le ha buscado un apaño? ¿Se la ha dejado para estorbarle la vida a otros? ¿Ambas respuestas son correctas? 

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31.- Lanzarote

Circula por ahí que al ser preguntado sobre si se veía de ministro de Exteriores, Jorge respondió: Si yo fuese Rajoy, querría tener a Moragas más cerca. Pues sí señor. Así está Moragas de cerca, tan pegado a Rajoy que en el PP bromean prometiendo un premio para quien tenga una foto con Mariano en la que no aparezca Jorge en segundo plano.

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32.- Sorayos y Moragos


Ahora, ya de secretario de Estado de Wert y Cultura, Lassalle se ha dejado barba y eso le ha ayudado, ha ganado atractivo. Parece que sonríe mas aunque sea lo mismo. Para compensarlo hizo una Ley de la propiedad Intelectual que también es más de lo mismo: canon, -eso sí, en la sombra-, censura previa, criminalizar la copia privada y favorecer el monopolio intermediario para mantener el control. Y es que Lassalle no da para más que para hacer lo mismo que cualquier otro. Ahí sigue, de aspirante a ministro. Aunque si las cosas empeoran, quizá le vaya mejor. 


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33.- La panda de gallegos

Mariano no iba al Lar porque tenía sus propias cafeterías, como el Daniel Boone, el Blanco y Negro, el Universo y otras a las que iba con su pandilla, con sus amigos fieles y leales, a los que tampoco da explicaciones, porque les da otras cosas.
Mariano es el gran buey para los suyos, él tira del carro y abre los surcos en los que sus amigos siembran y recogen. Ellos lo apacientan, le acarician el lomo, lo guardan y le acompañan siempre, en sus coyundas del Caribe, en los carnavales del Casino o por las barras de Sanxenxo, que Mariano nunca fue de bailar y era en las barras donde le presentaban a las chicas. 

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34.- Dos sospechosos habituales

Esperanza Aguirre y Gil de Biedma y Alberto Ruiz-Gallardón Jiménez son distinguidos, muy distinguidos. Si los niños vienen con un pan debajo del brazo, ellos vinieron con un bollito. Los dos pertenecen a esa casta que es la oligarquía madrileña, que es lo mismo que la oligarquía de Pontevedra, por poner un ejemplo, pero en Madrid. O sea, lo mismo pero más, mucho más: lo más. 

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35.- Los Guapos

A los guapos se les ve juntos en la bancada, riendo al líder, batiendo palmas, abucheando al contrario, muy toreros, o desbocados, como de parranda. Ellos organizan corrillos y pasillos, montan cuadrillas, ofrecen hostias, pasan consignas, rodean a su líder, le hacen la ola y dan ejemplo estético de gallardía pepera.
Alonso es hoy el referente, el niño bonito de Soraya. Él es el más planchado del Congreso, que va siempre hecho un pincel con su traje de enterrador. Alfonso es el Guapo Terrible que recita a Cicerón de memoria. Diríase que masca cebollas y a su paso suena un fondo sonoro de Morricone. Es el líder de la banda y, hay que reconocerlo, nadie lleva el traje planchado como él. 

36.- La Parca

Carmen hace bien su trabajo. Eso dicen los suyos. Desde luego es la imagen fiel del Gobierno de Mariano Rajoy. A ella tampoco le gusta salir en las fotos y nunca da entrevistas. Es casi un cliché de los breves apuntes periodísticos que pueden encontrarse sobre Carmen que la discreción y no dar entrevistas forma parte de su trabajo.
Quizá no parezca muy lógico que una secretaria de Estado de Comunicación se comporte como la directora de la Stasi pero en realidad nada resulta más congruente con el estilo de comunicación del presidente: la negación y el silencio. 

37.- Arrieritos

Soraya custodiada por la rubia tarantina Miri Barrera y la Killer Baby Glez Pico.
Moncloa retiró el vídeo en el que se podía ver su calavera plateada a la espalda y solo quedó esta foto frontal.
 
No es mucho lo que sabemos de Pico, casi como de Putin antes de 1990. ¿Y quién es de verdad esa angulosa señora que en su toma de posesión lucía una chaqueta negra con una gigante calavera plateada a la espalda? Pues Soraya responde: una persona valiente, decidida, que va de frente, que da la cara. Quitando lo de ir de frente, cliché del buen carácter castellano que Soraya gusta repetir, la vicepresidenta retrata a su íntima como lo que es, su sombra ejecutora, su killer baby. A María Pico la ves venir de frente justo antes de morir. 

38.- Cajita de Bombones

Quizá cambió o quizá la timidez y el pobre aspecto de Bárcenas eran eso, apariencia, pero a Luis no le faltaron seguridad ni audacia. Ese año de 1983 avisó a Sanchís que se había enrollado con Rosalía Iglesias, Rosa, la secretaria de Vestringe, y que se la llevaba con él. A Jorge Vestringe, entonces secretario general del Partido, Luis le dijo que tenía: un pico de trabajo y que por eso le robaba la secretaria. Bien se ve cómo se las metían a Vestringe. Bárcenas ya estaba casado y tenía un hijo, pero arregló la situación y en 1989 acabó casado con su amor de Génova 13. 
Mucho tiene Luis Bárcenas que agradecerle a Ángel Sanchís. Rosa, Rosalía, era una chica a la que Sanchís, vete tú a saber por qué, había metido de telefonista y secretaria de Vestringe.

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39.- Rasputín

De lo mejor que uno ha leído por ahí de Pedro Arriola es que siempre ha sido de decir lo que su interlocutor quiere escuchar.
Arriola es la voz que arrulla a Mariano opositor y presidente. Arriola es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Arriola es el socio-gurú, el Rasputín del Partido Popular. Lo suyo es el pronóstico, la interpretación de los signos, el consejo áulico, y la pasta, claro. 

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